viernes, 16 de mayo de 2014

Detalles

Siempre tuve la creencia de que la vida te devuelve todo lo que das. Y, con cada día que transcurre, voy reafirmándola un poquito más.

Hoy, por ejemplo, no tuve un día particularmente maravilloso (para ser honesta, fue casi un desastre) si bien puse mucho empeño en intentar alegrar la situación. Sin embargo, casi finalizando el día recibí una sorpresa que, por más pequeña que pueda parecer, fue un regalo inmenso mandado por el destino: Una mujer, quien apenas me conoce y con suerte sabe mi nombre, recordó mi gusto por la literatura y me envió amablemente, a través de la Señora Madre, un bonito señalador con movimiento. Este sencillo acto logró dibujar, cuando menos lo esperaba, una enorme sonrisa en mi rostro.

Son estos pequeños detalles tan desinteresados los que colorean mi vida. Ya sea recibir un regalo en un día cualquiera, un mensaje de buenos días, una tarde improvisada de mates o tan solo el hecho de saber que todavía existe gente que actúa desde el corazón, son el tipo de cosas que me llenan el alma. Es reconfortante descubrir que, en un mundo en donde reina el individualismo, aún quedan esas personas que te tienen en cuenta, que hacen el bien sin mirar a quién, que no juzgan y que siempre otorgan una mano a quien lo necesite, porque son gente que disfruta dando y no recibiendo.

Gracias a ellos esta noche me duermo feliz, esperando que estos seres, esta especie en peligro de extinción, sobreviva; soñando con el día en que llegue a ser tan maravillosa como ellos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario